Hay que tener en cuenta que no hay dos
empresas iguales, que aunque pertenezcan al mismo sector y tengan una
estructura, plantilla, facturación… parecida, siempre hay peculiaridades que
marcan diferencias entre una y otra. A pesar de todo sí que existen una serie
de consejos que pueden ayudar a mejorar la gestión de la tesorería de una
empresa especialmente ahora que atravesamos por unos tiempos convulsos en el
sector bancario y en los mercados financieros.
La primera recomendación es tratar de
trabajar con más de una entidad. No siempre la misma entidad va a tener las
mejores condiciones para, leasing, descuento de pagarés, cuentas a la vista,
líneas de crédito, IPFs, seguros, ingresos de cheques, depósitos, créditos,
comisiones por servicios, pagos periódicos, seguros de tipo de cambio… y en
general todos los productos bancarios que en un momento dado pueda necesitar
nuestra compañía. Se puede comparar y en función de las necesidades actuales
acudir a una u otra entidad. Si siempre conviene diversificar, ahora más que
nunca ya que muchos bancos y cajas de ahorro están atravesando por severas
dificultades. Hasta el momento se ha optado por inyectar dinero público vía
FROB o más recientemente por intervenir la entidad (Bankia). Ahora se está
hablando de ayudas directas a la banca a través de la Unión Europea, pero no se
puede descartar que en algún momento se deje quebrar a una entidad. En ese caso
están asegurados los depósitos hasta 100.000 euros, pudiendo perderse el exceso
o tardar tiempo en recuperarlo. Como consejo, convendría elegir una entidad que
tuviese una parte importante de su negocio fuera de España para asegurarnos que
por lo menos uno de los gestores de nuestra liquidez va a estar menos expuesto
a las turbulencias.
Una vez seleccionado con quien trabajamos, de
lo que se trata es de mantener el menor dinero y durante el menor tiempo
posible en cuenta corriente, y destinarlo a invertirlo con la mayor
rentabilidad que se pueda sin entrar en ningún momento en activos de riesgo, y
guiándonos siempre por el principio de prudencia. Es fundamental tratar de
adecuar pagos y cobros, aunque es complicado, especialmente si los clientes no
siguen una norma fija de pago. Sí que es más sencillo establecer un calendario
de pagos, porque algunos son fijos, como las nóminas, la seguridad social,
impuestos, recibos… y se pueden hacer coincidir el pago con el vencimiento de
imposiciones a plazo fijo o con la liquidación de la venta de un activo
financiero.
En cuanto a los instrumentos a utilizar, en
primer lugar está la cuenta corriente. Hay que conseguir una con las mejores
condiciones, especialmente de rentabilidad. Para tratar de optimizar dinero a
corto plazo, sobre todo si luego lo queremos hacer coincidir con un pago, tenemos
las IPFs. Habitualmente se suelen hacer por meses (uno, dos…). Conviene sondear
el mercado y ver quien nos ofrece mayor rendimiento. Para dinero que no se vaya
a necesitar en un periodo de tiempo más largo (un año, año y medio, dos años)
nos podemos plantear un depósito. Estos tienen la desventaja de la iliquidez,
así que hay que asegurarse de que la rentabilidad que ofrecen es lo
suficientemente elevada como para no alcanzarla de otra forma. Si tenemos miedo
a que nos pueda afectar una posible caída de nuestro banco, se puede cambiar el
depósito por un fondepósito. El fondepósito es un fondo de inversión que
invierte únicamente en depósitos de entidades bancarias. Tiene como
inconvenientes que la rentabilidad suele ser menor, porque como fondo de inversión
cobra una comisión de gestión, y que no siempre está disponible, ya que tiene
unos periodos de comercialización mientras que se buscan los depósitos, y una
vez comenzado ya no se puede suscribir salvo con una penalización, y la
iliquidez, ya que tiene una comisión por reembolso anticipado. Además, no todas
las entidades financieras comercializan este producto. La gran ventaja que
ofrece es la diversificación de depósitos, para asegurarte que una posible
quiebra de una entidad no le afectaría a tu inversión más que de manera
residual.
Los fondos de inversión son otro producto
necesario a la hora de gestionar la liquidez. Su principal ventaja es la
liquidez. Se tiene disponible el dinero en dos o tres días. Pero no todos los
fondos de inversión son aptos para gestionar la tesorería. En primer lugar
tenemos a los fondos monetarios (antiguos FIAMM). Son fondos que invierten en
activos a corto plazo con una duración inferior a seis meses y que te aseguran
un incremento del valor liquidativo día a día. Estos productos sirven para
puntas de tesorería a corto plazo, ya que te aseguras no perder dinero, pero la
rentabilidad es escasa. Por ello hay que tener muy en cuenta la comisión de
gestión. Hay entidades que tienen varios productos de este tipo, y que solo se
diferencian en la inversión mínima que exigen para entrar y en la comisión que
se cobra. Si la inversión es inferior a por ejemplo 300.000 euros la comisión
puede ser elevada. En este caso podría ser interesante buscar fondos monetarios
de otras entidades que sí que ofrezcan una baja comisión de gestión. También
son recomendables los fondos de renta fija a corto plazo, especialmente para un
período de entre seis meses y un año y medio. En ellos es igualmente importante
la comisión de gestión, pero también como haya sido históricamente el comportamiento
de la gestión. Si vamos a poder disponer el dinero durante más tiempo, la
recomendación es tratar de adecuar el plazo a la duración objetivo del fondo de
renta fija (dos años, tres años, cuatro años). Aquí, lo fundamental a la hora
de seleccionar un fondo es saber que tal lo ha hecho históricamente la gestión.
Para el cortísimo plazo puede ser interesante
hacer repos de deuda pública. Se pueden hacer repos a un día, a dos días, a una
semana, a dos semanas… La rentabilidad va en función del tipo de interés de
mercado, pero habitualmente suele ser bajo. El único riesgo de estas
operaciones es que la contraparte no te recompre el bono y haya que quedarse la
deuda pública a vencimiento, pero implicaría la quiebra del banco. También se
pueden utilizar activos de renta fija, pero aquí hay que ser muy cuidadoso
porque nos enfrentamos con el riesgo de impago y con el de precio de mercado.
Para un bono, conviene adecuar la inversión al vencimiento de la emisión y
solamente recurrir a ello cuando se está muy seguro de que se va a devolver el
dinero y siempre que la rentabilidad sea superior a la que se pueda obtener
mediante otro activo. Por último, tenemos los pagarés de empresas. Son como los
bonos pero a corto plazo. En este caso la liquidez suele ser menor, y tienen
otro inconveniente, que en caso de quiebra de la entidad, los propietarios de
los pagarés son los primeros perjudicados.
Como se ve hay muchos instrumentos y
posibilidades a la hora de gestionar la tesorería de una empresa si no se tiene
el tiempo o los conocimientos necesarios para llevarla a cabo no dude en
consultar con un asesor independiente.
Nosotros confiamos la gestión de tesorería de nuestro negocio a la consultoría Grupo Euclides. Cuentan con muchos servicios informáticos de calidad muy recomendables como erp, microsoft dynamics nav, ax etc.
ResponderEliminarUn saludo,
Miriam